Desde la nueva Comisión Nacional de Psicología de las Personas Mayores, reafirmamos nuestro compromiso con la tarea de cuidado y protección de la Salud Mental de las Personas Mayores y nos pronunciamos en sintonía con la conmemoración del “Día Internacional de las Personas de Edad” (instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución A/RES/45/106 el 14 de diciembre de 1990).
El objetivo de esta conmemoración establecida el 1° de octubre, es la reivindicación “de los derechos de este grupo etario” y “sensibilizar sobre la importancia de erradicar los prejuicios para con las personas mayores, reconociendo a las vejeces como parte activa de la vida en comunidad, que contribuyen al desarrollo humano y económico”.
Como indican los datos demográficos mundiales, el envejecimiento poblacional, que abarca también a nuestro país, se manifiesta en un proceso sostenido y creciente de envejecimiento de su población sobre todo en las zonas urbanas, fenómeno este que “refuerza la importancia de reconocer, promover y garantizar los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas mayores, a fin de contribuir a su plena inclusión, integración y participación en la sociedad».
En coincidencia con los organismos internacionales, consideramos que estos componentes redundan en salud mental; es en esta tarea de resguardo del bienestar psíquico como construcción colectiva a la cual desde nuestra profesión nos abocamos y desde esta, nuestra Federación, nos comprometemos, a abordar los cuidados de la salud mental de las personas mayores enmarcadas nuestras intervenciones en la ética de la jurisprudencia actual en resguardo del bienestar como derecho humano básico y componente ineludible del estado de salud, entendido como “completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades (OMS) un abordaje libre de viejismos.
Varias décadas atrás “la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos”, hito histórico que nos conmina y ayuda a materializar la promesa de “garantizar que todas las personas, de todas las edades, disfruten plenamente de sus derechos humanos y libertades fundamentales”, descontando que las vejeces están incluidas y desde esta comisión somos partícipes de las acciones necesarias para que ello suceda.
Expresamos y reforzamos nuestro compromiso profesional para que la práctica de nuestra disciplina siga siendo un acompañamiento para el logro del pleno disfrute de los derechos de las vejeces, así como la articulación de las intervenciones requeridas en abordajes transdisciplinarios para hacer frente a las violaciones de dichos derechos, revalorizando “el rol de las personas mayores y su papel activo en la comunidad, así como la importancia de destacar las políticas públicas que se llevan adelante hacia ese grupo etario”, propiciando gestiones que las hagan suyas.
Asimismo, nos posicionamos desde esta federación en el eje epistemológico de un abordaje con perspectiva de derechos, de equidad e igualdad de género y enfoque de curso de vida y de género (principios generales), el cual colabora con un “envejecimiento activo y saludable que es el proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, mental y social, de participar en actividades sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas, y de contar con protección, seguridad y atención”, enriqueciendo el objetivo de que “vivir más años sea ampliar la esperanza de vida saludable y la calidad de vida” de las personas mayores “…y permitirles así seguir contribuyendo activamente a sus familias, amigos, comunidades…”.
En este entramado protectivo se torna ineludible la consideración de la Ley Nacional de Salud Mental (Ley 26.657/2010), que abarca el derecho a la protección de la salud mental, en un marco jurídico que compromete nuestra práctica y delimita nuestra ética: se trata de una normativa que hace lazo con la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores y los acuerdos, convenios internacionales de los cuales nuestro país es parte, cuyo objeto es “asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental” (Artículo 1º).
Nuestra Federación se posiciona con convicción al respeto de este marco jurídico y a la puesta en práctica de las acciones que sean necesarias tanto para el resguardo de la salud mental de las personas mayores como de su acompañamiento cuando hay padecimientos, asegurando que los padecimientos nunca suponen pérdida de derechos.
Reconocemos desde esta Federación «que la persona, a medida que envejece, debe seguir disfrutando de una vida plena, independiente y autónoma, con salud, seguridad, integración, y participación activa en las esferas económica, social, cultural y política de sus sociedades”
Comisión Nacional de Psicología de las Personas Mayores