El 25 de Noviembre «Día internacional de la eliminación de las violencias contra las mujeres» fue establecido por la Asamblea General de la ONU en 1999 y constituye una de las fechas más significativas en la larga y trabajosa lucha por los derechos de las mujeres. Este año no podemos conmemorarlo como otro 25N más.
Desde sus orígenes esta fecha está asociada a la denuncia contra los femicidios, a la defensa de la vida y los derechos de las mujeres. En este tiempo convulsionado, donde parece que todo vale, importantes figuras de la política nacional en lugar de garantizar derechos amenazan con cercenarlos, es necesario recordar entonces que cuando las violencias hacia las mujeres, diversidades y disidencias no son combatidas por el Estado, éste se vuelve cómplice de las graves violaciones a los Derechos Humanos que éstas suponen.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que la violencia física o sexual es un problema de salud pública que afecta a más de un tercio de las mujeres del mundo. Mucho tiempo ha pasado para que se reconozcan las violencias hacia las mujeres y niñas como problemáticas de Salud Pública a escala global (OMS: 1996) y que la erradicación de las mismas es fundamental para cumplir los compromisos que nuestro país ha asumido en sus marcos normativos nacionales y en tratados internacionales que además tienen rango constitucional como es el caso de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW: 1985), el cumplimiento de estos compromisos por parte del Estado es impostergable, sólo así podremos alcanzar los más altos estándares de Derechos Humanos y de justicia social.
n nuestro país la promulgación Ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, plasma esta normativa internacional y marca la consolidación en el ámbito de las políticas públicas de un “Modelo Integral” de abordaje y comprensión de la violencia de género que aúna un enfoque de derechos y la perspectiva de género. Esta ley sitúa a las mujeres como sujetas de derechos; protegiendo el acceso y ejercicio de las mujeres a los mismos. Asimismo, reconoce que la violencia hacia las mujeres surge de una relación desigual de poder, colocando así la desigualdad de género como uno de los ejes fundamentales al momento de abordar las diferentes formas de violencia hacia ellas. De esta manera, incorpora nuevas modalidades y tipos de violencia contra las mujeres.
Este 25N se cumplen además 13 años de la sanción de la Ley 26.657 de Salud Mental, un instrumento legal que promueve otro paradigma en Salud Mental, entre otras cosas introdujo la perspectiva de los derechos humanos en el abordaje de los padecimientos mentales. Han transcurrido 13 años de la promulgación de la Ley y aún aguardamos y exigimos la eliminación del manicomio y por supuesto la implementación de los dispositivos sustitutivos necesarios en las políticas en Salud Mental. Como sabemos las violencias de géneros padecidas por las mujeres en las lógicas manicomiales no son una cuestión del pasado y deben ser revisadas y erradicadas.
Desde la Comisión Nacional de Géneros, Diversidades y Disidencias de FePRA celebramos el enorme avance en la generación de leyes y políticas públicas orientadas a la prevención y abordaje de las violencias. Sin embargo estamos lejos de considerarlo un tema resuelto, según el Registro Nacional de Femicidios las víctima directas de femicidios durante 2022 fueron 226 (219 mujeres cis y 7 mujeres trans/travestis) arrojando un promedio de 1 víctima directa cada 39 horas. Las cifras no descienden, otros registros nacionales como Mumalá registraron entre el 1º de enero y el 30 de julio de 2023, 175 femicidios, de un total de 269 muertes violentas de mujeres cis y mujeres travesti-trans. La Casa del Encuentro registró entre enero y mayo de 2023, 145 víctimas entre femicidios, trans/travesticidios y femicidios vinculados.
Es por ello que exigimos el compromiso del Estado. Hoy más que nunca sostenemos el planteo de Ni Una Menos, no se trata de respirar, las mujeres y disidencias sexo-genéricas aspiramos a una vida sin violencias, Vivas y Libres nos queremos.
Comisión Nacional de Géneros, Diversidades y Disidencias