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Fuerte repudio por los dichos recientes del Presidente

By 28 enero, 2025Noticias

Desde la Comisión Nacional de Géneros, Diversidades y Disidencias, manifestamos un fuerte repudio por los dichos recientes del Presidente Javier Millei en el foro de Davos, donde hace referencia a la comunidad LGBTIQNB+, patologizando o negando las diversidades. En su discurso ataca a los feminismos y niega/minimiza las profundas violencias y desigualdades sufridas por las mujeres y comunidad LGBTIQNB+.

Nos preocupa y ocupa que se utilicen narrativas carentes de rigor científico, basadas en prejuicios, que van en contra de las normativas nacionales e internacionales, con el agravante de que quien realiza estás declaraciones es la máxima autoridad política de nuestro país, presidente elegido democráticamente por la participación ciudadana. Su deber es garantizar el cumplimiento de leyes, que protejan la dignidad de todas las personas, la igualdad y justicia para todos, todas y todes.

Estos discursos manifiestan y legitiman la violencia a través de retóricas odiantes, que en sí mismas exhiben de un modo performativo su fin destructivo, lo hacen exhibiendo obscenamente burlas, descalificaciones, intolerancias y autoritarismos. Discursos cuya lógica sólo concibe las diferencias para su aniquilación. Hay un constante azuzamiento hacia la sociedad que busca perpetuar las desigualdades de género y la reproducción de las violencias.

Las palabras del presidente promueven fórmulas antiderechos que incluyen la desinformación, mentiras y manipulaciones apuntando no solo a un amplio sector de nuestra sociedad sino además a generar odio a las diferencias enarbolado en la falsa libertad de expresión. Sus afirmaciones legitiman y habilitan prácticas violentas hacia mujeres, colectivos LGBTIQ+ e infancias.

Todos sus dichos sobre la población trans atentan contra nuestra Ley Nacional de Identidad de Género Nº 26.743 y el importante paradigma de los derechos humanos y de las infancias.  En su retórica encontramos  palabras que reflejan una postura que patologiza y criminaliza las identidades trans, que sin evidencia y con muchas falacias fomentan el odio hacia colectivos históricamente desigualados a la vez que promueven un discurso de la amenaza y el terror. 

Desde hace un tiempo se menciona “La ideología de género” para referirse a las nociones y posiciones feministas, de la diversidad y disidencias, en un intento de devaluarlas y desprestigiarlas. Es un término que se utiliza para atacar al movimiento que lucha por los derechos de las mujeres, infancias y personas LGBTIQNB+. Es importante señalar que la “perspectiva de géneros y diversidades” cuenta con el consenso social que le han dado décadas de luchas, reclamos, debates y aprendizajes que finalmente se plasmaron en distintas leyes y normativas, así como un importante andamiaje dado por las políticas públicas que este gobierno nacional pretende desaparecer. Asimismo, los conceptos que utiliza se encuentran fundamentados en las ciencias sociales y demográficas.

En su discurso el presidente niega la existencia de la “brecha salarial” desconociendo evidencia científica, estadística, que lo desmiente. Al acusar al feminismo y la “ideología de género” de buscar privilegios elige hacer a un lado la enorme desigualdad entre hombres y otras identidades sexo-genéricas que afecta profundamente nuestras vidas y confunde privilegios con derechos. Al así hacerlo no solo niega la evidencia sino que alimenta los discursos de odio y la violencia hacia mujeres y disidencias. 

Asimismo, la noción de “femicidio”, es importante para visibilizar que las muertes de las mujeres, 1 cada 30 horas en nuestro país, no son simples homicidios como se sugiere, sino muertes de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas, varones heterosexuales solo por ser mujeres. Esta figura incorporada en nuestro código penal desde 2012 es el resultado de una larga lucha por el reconocimiento de una realidad aterradora. Las desigualdades de género, no son una ideología, afectan principalmente a las mujeres y a la comunidad LGBTIQNB+, lo que es constatable empíricamente día a día en los medios y se refleja en las estadísticas de violencia.  

Por otra parte, la perspectiva de género, busca prevenir, sancionar y erradicar las violencias sexuales infantiles a través de dispositivos como la ESI. El 80% de las niñeces y adolescencias que denunciaron abusos fue después de recibir una clase de Educación Sexual Integral. Por eso, en las escuelas es una herramienta fundamental para detectar y prevenir las violencias sexuales en la niñez.

En el discurso presidencial en Davos se asoció las “versiones más extremas” de la ideología de género con el abuso infantil, relacionando a las personas gays y LGBTIQNB+ con abusadores sexuales, tomando como fundamento un caso de una pareja homosexual de Estados Unidos. Desde la Comisión nos interesa remarcar que, por el contrario, las estadísticas muestran que los delitos contra la integridad sexual son cometidos principalmente por varones heterosexuales. Por lo que esas afirmaciones, desde un espacio de autoridad confunden y condicionan la óptica de los ciudadanos. Se trata de una aseveración que nace del prejuicio, sin ninguna clase de fundamento, que alimenta el estigma y la discriminación.

La responsabilidad “delegada” a un presidente democrático en funciones, nunca puede priorizar su posicionamiento e ideología personal en este caso antiderecho, autoritaria que vulnera la real libertad de la ciudadanía. Una responsabilidad inclaudicable para un presidente democrático es garantizar el Estado de Derecho para todos, todas, todes evitando la propagación de violencia, autoritarismo y desigualdad. 

Desde este espacio federal, hacemos un llamamiento a colegas de cada provincia y desde el lugar que nos toque a continuar dialogando sobre estas problemáticas, a pronunciarnos cuando los discursos hegemónicos amenazan la vida en comunidad, a circular información clara que refute afirmaciones discriminatorias. Es una convocatoria ética/política a promover y ser parte de nuestra comunidad. Hoy más que nunca requerimos “hacer comunidad” y para hacer lo común, son necesarias la participación, las redes de contención, la organización colectiva para intervenir en los espacios que habitamos, poniendo en el centro políticas de cuidado y la participación.  

Necesitamos una salud mental con perspectiva de género y diversidad.