En el Día Mundial de la Salud Mental, con una actualidad compleja que plantea diversos desafíos, reivindicamos nuestro compromiso con el paradigma de derechos iniciado formalmente por la Ley de Salud Mental N°26.657, cuya letra y recorrido hacia su sanción resultan ejemplares en la materia.
En la comprensión de que resta mucho aún para su completa aplicación, por la que seguimos trabajando, subrayamos el reconocimiento indispensable de los avances sin precedentes que ha permitido y sostenemos la necesidad de dotar sus previsiones con más espacios y recursos que hagan posible un acceso amplio a la atención más adecuada.
En momentos en que la gestión de lo público parece tener como punto de partida el cuestionamiento antes que la garantía del cumplimiento de los derechos, creemos más que nunca en la necesidad de mantener en alto nuestras banderas irrenunciables, como lo hemos hecho a lo largo de nuestra historia colectiva.