A partir de 1982, la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) con apoyo de la Organización Mundial de Salud (OMS) estableció el 10 de octubre como Día Mundial de la Salud Mental. El objetivo fue generar un evento que permitiera crear conciencia acerca de los problemas de salud mental que afectan a todo el mundo.
Considerando que conmemorar permite tener presente determinadas problemáticas para así poder trabajar sobre ellas, cada 10 de octubre nos direcciona hacia la renovación del compromiso que cada uno de los sectores debe asumir para movilizar los recursos necesarios en pos de asegurar el cumplimiento de un derecho, como es el derecho a la salud.
La salud se encuadra dentro de los llamados derechos de segunda generación, los cuales proponen garantizar la igualdad y el acceso a bienes, servicios y oportunidades económicas y sociales para todas las personas. La salud mental es un derecho y, es así, como se considera desde nuestro plexo normativo. No es redundante señalar en este momento que, el art. 3 de la Ley Nacional de Salud Mental, define a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona.
Es en el entramado de esta construcción social donde este derecho se consolida, extendiendo sus alcances a todos y a todas que habitan este territorio y hacer sus vidas, nuestras vidas, dignas de ser vividas.
En este Día, bregamos por:
- Comunidades saludables, dignas de ser vividas y disfrutadas colectivamente, aceptando las pequeñas diferencias. Basta de estigmatización, discriminación y violencias.
- Una psicología humanizada, orientada a alojar a aquellas minorías y personas vulneradas en sus derechos y a promover el acceso a todas las personas que así lo requieran.
- Trabajos dignos y bien remunerados, tanto en el ámbito público como en el privado.
- La defensa y la implementación plena de la Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones en todo el país, en pos de la eliminación de instituciones de encierro, así como la creación de espacios en la comunidad, con enfoque de derechos humanos; con la necesaria participación activa de la comunidad y las/os usuarias/os de los servicios de Salud Mental.
- Salud Mental, en todas las políticas públicas.
Es oportuno afirmar, en los umbrales de los 40 años de Democracia: “Sin Derechos, no hay salud mental”, y “Sin Democracia, no hay Libertad”. Como Psicólogos y Psicólogas, militantes de la salud mental, es imprescindible hacer oír nuestras voces en cada rincón y lograr que las políticas públicas sean direccionadas para garantizar el mejoramiento constante de la promoción, prevención, atención y fortalecimiento de las políticas de cuidado, y que el derecho a la Salud Mental, sea un derecho incuestionable e inalienable para todos los habitantes de este suelo, independiente de los avatares a los que la sociedad está sometida.
Hoy más que nunca, creemos que la salud mental es decir y hacer: “Memoria, Verdad y Justicia”, luchando por los derechos adquiridos, por eso decimos Salud Mental es no retroceder, y repetir: ¡NUNCA MÁS!
Desde la Comisión Nacional de Salud Mental, este es nuestro compromiso ético frente a la comunidad de la cual emergemos.
Comisión Nacional de Salud Mental