La Comisión Nacional DDHH visibiliza y se suma a la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
Dicha fecha fue establecida en 2010 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y desde el 2011 se conmemora cada 30 de agosto. Nos recuerda el derecho de las víctimas y de la sociedad en su conjunto a conocer la verdad sobre las circunstancias de la desaparición forzada, cómo el esclarecimiento del paradero de la persona desaparecida permitiendo su localización e identificación.
Exige la instrumentación de políticas y medidas para la prevención del delito, la reparación a las víctimas y la sanción a los responsables, pues el develamiento de lo acontecido evita la repetición del horror. Evocar a las víctimas, esclarecer lo acontecido y reparar lo dañado, hacen a la salud mental de las personas, grupos y colectivos.
El delito de desaparición forzada es aquel que solo puede ser perpetrado por el Estado o por agentes del mismo mediante su apoyo o aquiescencia. Requiere de estrategias para ocultar lo acontecido y negar la privación de la libertad perpetrada. Ocultamiento y negación son condimentos esenciales para que el mismo se cometa.
Como Comisión Nacional de Derechos Humanos de FePRA, consideramos que la impunidad y el olvido, alientan los avances negacionistas de los últimos tiempos y habilitan entornos favorecedores de prácticas represivas y lesivas de la vida en democracia.
Constituye un delito autónomo, de carácter permanente, pluriofensivo, y la práctica generalizada o sistemática de la desaparición forzada constituye un crimen de lesa humanidad que nos afecta a todos/as/es.
Insistimos, como trabajadoras/os/es de la Salud Mental, en la importancia de garantizar el derecho a la verdad, la recuperación de la memoria y el acceso efectivo a la justicia. Destacamos allí nuestro compromiso con el acompañamiento a las víctimas/testigos/as y el cobijo de quienes han sido o son objeto de tales delitos y a sus familiares.
El delito de desaparición forzada lesiona el concepto de semejante, atenta contra el lazo social y daña la trama que nos une y sostiene. Es necesario insistir en la reconfiguración del lazo social, la potenciación de los diversos colectivos que nos habitan como nación pluricultural, poner en valor la salud mental SIEMPRE, frente al desafío de construir en lo diverso. Generar pensamiento crítico, en la confrontación de ideas y proyectos con el otro/a/a, sin recurrir a la eliminación de quien piensa en disidencia.
Nos motivan 30 mil amorosas razones para abrazar la esperanza de construcción y encuentro con el otro/a/e en un mundo alojador y sin violencias.
NUNCA MAS!!!