La Comisión Nacional de Derechos Humanos de la Federación de Psicólogos de la República Argentina, en este 8 de Agosto, Día Nacional del/a Psicólogo/a Víctima del Terrorismo de Estado, recuerda a su primera presidenta, Lic. Beatriz Leonor Perosio, también presidenta de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA). Reivindicamos en ella a todas/os las/os trabajadoras/es de la Salud Mental, que, como miles de personas comprometidas con su comunidad, hicieron de su profesión una herramienta de construcción colectiva.
La fecha fue instituida por esta Federación en Asamblea de Delegados el 29 de Marzo de 2009 en homenaje a Beatriz Leonor Perosio presidenta en ejercicio al momento de su desaparición, ocurrida el 8 de agosto de 1978 en su lugar de trabajo.
Según Eduardo Galeano, cuando “de veras está viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacerla”. Y es en ese sentido que instamos , en estos tiempos, a hacer realidad los ideales que inspiraron la lucha de Beatriz Perosio por construir un “proyecto para todos/as”. En sus propias palabras “No hay otra manera de lograr nuestra libertad de trabajo y la jerarquización de nuestra carrera sin una organización que nos fundamente y nos respalde. Hoy en día son impracticables los proyectos individuales o de pequeños grupos”. Posicionamiento acaso imprescindible en estos días donde la salida es colectiva.
Con la última dictadura cívico-militar, no solo secuestraron, torturaron y desaparecieron a miles de personas, sino que además pretendieron hacer desaparecer teorías, saberes y prácticas/experiencias en salud mental, que ponían el centro en lo comunitario y en la dignidad del sujeto con padecimiento mental. Aún en democracia, continuaron vigentes formas de entender la subjetividad y el sufrimiento psíquico, que quisieron borrar o invisibilizar al otro como semejante y el pensamiento de una práctica subjetivante, en el marco de la ternura y el buen trato, con condiciones dignas de vida y de trabajo.
Fueron más de 110 los/as psicólogos desaparecidos como cientos los estudiantes de psicología secuestrados/as, torturados/as, y desaparecidos/as, mucho más aún si hablamos desde la perspectiva de trabajadores del campo de la salud mental. Con su desaparición, se cerraron carreras de psicología, miles de docentes fueron cesanteados/as y obligados/as a exiliarse, se prohibieron las actividades gremiales, la sindicalización y se impidieron la jerarquización de nuestra profesión, y las alternativas interdisciplinarias y socio-comunitarias de abordaje del padecimiento mental, que procuraban desterrar las lógicas manicomiales.
Hoy, la pandemia nos desafía a demostrar qué lugar ocupa para nosotros/as el/la otro/a, generando estrategias colectivas de cuidado mutuo, que nos impidan caer en lógicas represivas, que reinstalen la figura de “el otro” como “enemigo” o como “peligroso”. Como trabajadores/as del campo de la salud, será nuestra responsabilidad proponer nuevas formas de lazo social, desde una ética del cuidado, que alerte sobre todo intento de ver a mi par como rival u obstáculo.
Así, resulta indispensable retomar los idearios que impulsaron los sueños de quienes nos precedieron. Tal vez encontremos en ellos/as, las alternativas solidarias, sororas y respetuosas de transitar la pandemia y construir un “después” comunitario.
Por más memoria, verdad y justicia, por las 30mil razones que tenemos para no claudicar en esos ideales de un país para todos/as/es.
Por una paz fundada en la memoria, en la justicia y en una ética del cuidado…
Comisión Nacional de DDHH de la FePRA